Política,  Portada

Blanco ‘declaró la guerra’ a Tomás Gómez tras enfrentarse por un puesto en el consejo de Iberia

J.C.

Que el ministro de Fomento y hombre fuerte del PSOE, José Blanco, odia a Tomás Gómez es hoy un secreto a voces. La animadversión, que arranca de la propia designación del segundo como secretario general del PSM en julio de 2007 por decisión de Zapatero y en contra de los deseos de Blanco, tuvo su punto culminante con motivo del nombramiento por los socialistas madrileños de un consejero en Iberia, consecuencia del pacto alcanzado en Caja Madrid entre Rodrigo Rato y Gómez. Blanco pretendió colocar en la aerolínea a su amigo Ignacio Nacho Varela, pero Gómez se negó en redondo e impuso a Javier Gómez Navarro. El de Fomento no ha olvidado la afrenta.

El resultado es que hoy Tomás Gómez riñe a cara de perro desigual batalla contra dos personas que atesoran un poder formidable dentro del Gobierno de la nación y del propio partido socialista: el citado José Pepe Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior. “El enfrentamiento venía de lejos, cierto”, reconocen fuentes socialistas de toda solvencia a este diario, “pero el punto de no retorno se alcanzó con motivo del nombramiento de un consejero de Iberia, compromiso que Gómez había arrancado a Rodrigo Rato en el pacto global que permitió al ex ministro del PP hacerse con la presidencia de Caja Madrid. Ahí Blanco y Gómez chocaron frontalmente”.

Un sillón en el consejo de Iberia era y es el puesto más goloso de todas las participadas de Caja Madrid. José Blanco intentó por todos los medios colocar en él a Ignacio Varela, viejo amigo del vicesecretario general del PSOE y, al parecer, redactor de sus discursos, entre otras cosas. Nacho Varela es el experto demoscópico de cabecera del PSOE, un hombre que arrastra fama de “clavar” los resultados electorales con asombrosa precisión antes del cierre de las urnas. Más importante aún: ha sido el autor de la supuesta –porque nadie la ha visto- encuesta esgrimida por Blanco para convencer a Zapatero de que era necesario descabalgar a Gómez como aspirante a la presidencia de la Comunidad de Madrid en favor de Trinidad Jiménez.

Cambio de estrategia

Pero Gómez se opuso al desembarco de Varela en Iberia (23% del capital en manos de Caja Madrid) y adujo razones aparentemente sólidas. Según él, los socialistas siempre habían utilizado este tipo de nombramientos para premiar fidelidades de compañeros de partido, y era hora de cambiar de estrategia y pensar para esos cargos en gente con formación empresarial, criterio y prestigio contrastado: Javier Gómez Navarro, actual presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, presidente de Aldeasa y ex ministro con Felipe González. Él era el hombre y él fue quien el pasado 13 de abril se sentó por primera vez en el Consejo de la aerolínea.

Conviene aclarar que Gómez Navarro fue hombre clave en la sombra del pacto suscrito en diciembre del pasado año entre Rodrigo Rato y el PSM, que despejó definitivamente el camino del asturiano a la presidencia de la Caja. La reunión clave que propició el acuerdo entre ambos tuvo lugar en el despacho del propio Gómez Navarro, que cedió sus discretas oficinas en el centro de la capital, y a ella asistió también el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, hombre de confianza de Esperanza Aguirre.

Rato había protagonizado días antes uno de sus conocidos arrebatos contra Gómez, a quien, harto de sus exigencias, había mandado a hacer gárgaras: no necesitaba el apoyo del PSM para heredar el sillón de Miguel Blesa. Ya en frío, sin embargo, el asturiano se dio cuenta de que gestionar la cuarta entidad financiera del país enfrentado al partido del Gobierno era una complicación adicional en la ya de por sí hercúlea tarea de sacarla adelante en plena crisis. Así que, cambiando de estrategia, se volcó en lograr el pacto con los socialistas, aceptando en el lance casi todas las exigencias de Gómez en el reparto del consejo de administración de Caja Madrid y de sus participadas.

Materializado el pacto, José Blanco intentó ya colocar a uno de sus hombres en la vicepresidencia de la Caja, uno de los puntos del acuerdo arrancados por Gómez a Rato. El candidato de Blanco era el socialista Antonio Romero, que ya formaba parte del Consejo de Administración de la Caja bajo la presidencia de Blesa. Pero Gómez tenía su propio candidato, un hombre que según él reunía las condiciones adecuadas para el cargo: el ex ministro –con Felipe González- Virgilio Zapatero, catedrático de Filosofía del Derecho y hasta entonces rector de la universidad de Alcalá de Henares, que fue quien el 28 de enero de este año ocupó el puesto para disgusto de Blanco.

El enfrentamiento entre Blanco y Gómez es tan viejo, sin embargo, como el propio desembarco del ex alcalde de Parla al frente de la secretaría general del PSM en julio de 2007. Licenciado en Económicas y Empresariales, la elección de Gómez como sustituto de Rafael Simancas se debió a una decisión personal de Rodríguez Zapatero. El candidato de Blanco y Rubalcaba era el diputado Antonio Hernando, pero Zapatero dijo no: prefería al frente del partido en Madrid a un hombre que ya se hubiera batido el cobre en las urnas. “Desde entonces”, sostienen las fuentes, “Blanco no ha dejado de hacerle a Gómez toda clase de putadas, generalmente sirviéndose para ello de la gente de Simancas”.

http://www.elconfidencial.com/espana/blanco-declaro-guerra-tomas-gomez-iberia-20100908-69300.html

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