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ENAIRE declara la guerra a sus controladores. Despide a nueve en plena recuperación del tráfico aéreo

Tantas buenas palabras, tantas cartas de ánimo y confianza, tanto esfuerzo… y al final todo era papel mojado. Al final, siempre vuelve la burra al trigo y la parte de la empresa instalada en la cultura del odio hacia los controladores aéreos vuelve a ganar utilizando, otra vez, a una Abogacía del Estado cada vez más desacreditada. 

Lo que ha quedado meridianamente claro es que a alguien dentro de la propia empresa le interesa hacer aterrizar a la nueva ministra en un conflicto creado artificialmente en un momento en el que precisamente los controladores aéreos van a ser más necesarios que nunca. Porque la agresión es inédita, mezquina y zafia.

Mezquina, porque a los que se despide es a nueve de los controladores más veteranos, apoyándose en el informe (encargado) de la Abogacía del Estado en el que se dice que una de las leyes-trinchera de Pepe Blanco en 2010 obliga a jubilar forzosamente a los controladores aéreos a los 65 años, obviando toda la legislación posterior sobre extensión de los años necesarios para cobrar una pensión de jubilación y la propia política de la empresa pública hasta este momento. Así, después de más de 30 años de servicio, son despedidos sin más. Al paro.

A nadie se le escapa que el servicio jurídico de ENAIRE, sobre todo su cabeza visible, Ramón Calderín, abogado del Estado frustrado, es el que mayores resentimientos personales, rencores y odio alberga hacia los controladores aéreos. El cáncer, pues, está dentro de la propia empresa y de ahí nacen todos los demás problemas.

Porque no es lo mismo “jubilación forzosa” que despido fulminante sin derecho a paro ni a pensión. Las consecuencias de uno y otro son opuestas y la empresa es perfectamente consciente de ello; tan consciente que llevando más de diez años bajo la misma ley-trinchera, nunca hasta ahora habían despedido a un controlador acogiéndose a uno de sus puntos, claramente desfasado, antes de que cumpliera el tiempo mínimo de cotización según la legislación actual. Porque ademas, es una discriminación enorme con respecto al resto de trabajadores de la empresa pública.

Y es que si ENAIRE pretende desoir el Convenio Colectivo actual y el sentido común, haciendo que ningún controlador trabajando actualmente llegue al tiempo de cotización mínimo una vez que la empresa extingue unilateralmente la relación laboral, esto significa una agresión sin precedentes hacia sus controladores aéreos. 

Y si lo que pretende la empresa es crear un conflicto artificial con el fin de generar una fuerte reacción por parte del colectivo de trabajadores, enhorabuena: lo han conseguido y quizá en el momento más inoportuno por la recuperación del tráfico aéreo. El día 14 se reúne el Comité Ejecutivo de USCA para decidir las medidas de fuerza a tomar para responder a esta boutade laboral y jurídica.

Y, viendo cómo está bullendo este asunto dentro de los fanales y salas de control, puede esperarse que estas medidas sean contundentes. 

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