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Se ofrece recompensa a quien demuestre la conspiración de los ‘chemtrails’

chemtrails
ROCÍO P. BENAVENTE, James Randi es un conocido ilusionista estadounidense que en el año 1996 ofreció un millón de dólares a cualquier que pudiese demostrar evidencias de un poder o fenómeno paranormal bajo condiciones de observación controlada. ¿Puedes leer la mente? ¿Mover objetos sin tocarlos? ¿Comunicarte con personas fallecidas? ¿Has contactado con extraterrestres? Demuéstralo y un millón de euros serán tuyos.

“¿Policía? Le llamo desde Madrid para informar de un ataque químico”

David Incertis es un ingeniero químico afincado en Valencia que ha decidido imitar a Randi, aunque a una escala económica más modesta. Incertis empezó ofreciendo 500 euros a cualquiera que le trajese una prueba de que los ‘chemtrails’ (estelas de nubes en el cielo creadas por aviones o avionetas con supuestas intenciones secretas algo oscuras, como manipular el clima o enfermar a la población). Aunque su blog se sigue llamando 500 euros por un ‘chemtrail’, poco después decidió duplicar la recompensa. O quintuplicarla. O lo que haga falta.

“Todo era claramente absurdo”

La idea se le ocurrió, cuenta, cuando un conocido le hizo fijarse por primera vez en esas estelas blancas que se ven en el cielo, con el comentario “Eso tiene una pinta muy rara”. “La incertidumbre me duró un par de minutos”, cuenta. En seguida comenzó a buscar información en internet y a leer las disparatadas teorías al respecto que llenan foros, páginas de Facebook y vídeos de YouTube. “Todo aquello era claramente absurdo”, señala, “sería la conspiración más extendida del mundo en la que incluso países enemigos se han puesto de acuerdo y, milagrosamente, nadie se ha ido nunca de la lengua”.

Eso no impide que algunos ‘creyentes’ la defiendan con fervor, y ante la beligerancia de los que defienden esta teoría, Incertis decidió retarles: demuéstramelo y no solo te daré la razón, sino que te doy mil euros. Muchos lo han intentado, claro. “Me envían trozos de vídeos en los que un político reconoce que hay avionetas fumigando, pero se cortan en seco. Cuando lo ves entero, resulta que hablaban de fumigación con insecticidas, por ejemplo. O vídeos subtitulados en los que el audio no se corresponde con los subtítulos…”. Como era de esperar, la recompensa sigue desierta.

[‘Chemtrails’, wififobia, antivacunas… El origen de los bulos pseudocientíficos]

Mano a mano con su hermano Gabriel, que vive en Alemania, David mantiene En ocasiones veo ‘chemtrails’, un grupo de Facebook muy activo en el que intentan contrarrestar la expansión de este tipo de teorías y bulos con información fiable y datos contrastados. La tarea es hercúlea y no siempre agradecida. Las conspiraciones van más rápidas y llegan más lejos. Y no solo en la red. Incertis denuncia que asociaciones que defienden estas ideas aparecen a menudo en los medios de comunicación con más difusión, sin que una voz experta en meteorología, química o física ambiental aporte una visión científicamente rigurosa.

Aparecen los aviones antilluvia

Últimamente, las estelas y sus supuestos propósitos se han mezclado con otra teoría, la de las avionetas antilluvia, también muy extendida en algunos lugares, especialmente en aquellos con largas épocas de sequía, como Murcia o Almería. Según este bulo, se trata de avionetas que dispersan yoduro de plata para hacer desaparecer las nubes y evitar que llueva.

El yoduro de plata se utiliza en la llamada siembra de nubes, una forma de manipulación de clima que busca alterar el tipo y la cantidad de precipitaciones que caen de forma natural. En concreto, el yoduro se emplea cuando el agua en suspensión de una nube está muy fría para propiciar que se formen cristales de hielo y estos caigan en forma de granizo, pero un granizo más pequeño que el que se formaría naturalmente, reduciendo los daños que los pedruscos de hielo de más tamaño podrían causar.

Es un problema de raciocinio. Los ‘chemtrails’ son nuestros dragones, el gran mito del siglo XXI

Por lo tanto, el uso de yoduro de plata efectivamente ‘elimina’ las nubes pero no porque haga desaparecer el agua que las forma, sino porque la convierte en precipitaciones que caen sobre el suelo. “Una nube pequeña, de un kilómetro cúbico, puede contener toneladas de agua. ¿A dónde iría si la nube simplemente desaparece? Esa idea contradice la ley de la conservación de la materia, una de las ideas básicas de la física”, explica Incertis.

Eso no ha evitado que algunos medios se hayan hecho eco del supuesto fenómeno. “Va más allá de la falta de conocimientos científicos, es un problema de raciocinio. Los ‘chemtrails’ son nuestros dragones, el gran mito del siglo XXI”.

Fuente: Artículo original en El Confidencial.

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