
Los controladores aéreos de SAERCO, sin vacaciones ni días libres
Como lo leen. Imagínese que su empleador pudiera llamarle cualquier día, a cualquier hora, tenga vacaciones o esté con su familia, o en la boda de su hermana, o en el médico, para que acuda mañana mismo a trabajar, sin importar si tiene comprado un billete a la Cochinchina (o al pueblo, que no hay que irse tan lejos).
Imagínese ser de Soria pero estar trabajando en Lanzarote. Imagínese aterrizar en Barajas para ir a su ciudad a visitar a su familia y tener que comprar, sobre la marcha, un vuelo de vuelta porque en su móvil aparece un mensaje que le obliga a volver al trabajo en su supuesto día libre de mañana.
Imagínese que esto fuera lo habitual en su empresa, porque ésta está al borde de la quiebra y de 16 controladores necesarios sólo tiene 9 disponibles. Imagínese que además de todo esto la empresa le baja el sueldo unilateralmente hasta un 30% a pesar de tener un Laudo de obligado cumplimiento que claramente indica lo contrario. Y que no pase nada.
Imagínese ver cómo despiden a compañeros de forma improcedente a su alrededor sin razón alguna, y trabajar en medio de un ambiente tóxico que cada día le asfixia más.
Ahora abra los ojos, e imagínese que por sus manos pasan diariamente cientos de aviones cuyos pilotos confían ciegamente en sus instrucciones, imagínese que es responsable de las vidas de miles de viajeros diariamente, e imagínese vivir con miedo, frustración y una sensación de humillación constante que hace que incluso evite notificar los problemas por temor a las consecuencias.
Bienvenido al control aéreo privado en España.