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Sabotaje a los derechos laborales y acoso legislativo

Aena y Fomento se niegan a negociar los descansos de los controladores aéreos y persisten en su estrategia de acoso y derribo.

Editorial de controladoresaereos.org

Durante las ultimas semanas los controladores aéreos han mantenido reuniones periódicas con Aena y representantes del Ministerio de Fomento con objeto de negociar un II Convenio Colectivo que normalice la situación laboral de los controlados aéreos, gravemente alterada en la actualidad. El sindicato USCA ha desplegado un considerable equipo humano. Se han presentado hasta el momento propuestas sobre nueve de los dieciséis capítulos presentes en el actual Convenio. Sin embargo Aena se ha negado sistemáticamente a nombrar un presidente de la mesa de negociación. Aena además no ha renovado a sus negociadores ni ha cedido un ápice en sus posturas, mientras que USCA ha acometido un proceso electoral de renovación de representantes, ha cambiado los componentes de la negociación y ha asumido un recorte salarial histórico.

El Ministerio de Fomento lleva más de seis meses acosando a este colectivo profesional con un marco normativo unilateral, sin precedentes en la historia de la democracia y sin negociación colectiva: RD de transposición de licencia, RDL 1/2010, Ley 9/2010, dos ordenes ministeriales en materia de formación y privatización acelerada del control del trafico aéreo, orden ministerial sobre AFIS y el último RD sobre descansos y jornada laboral que tampoco se ha negociado con los controladores. Ningún colectivo profesional de este país se ha visto sometido a semejante allanamiento de derechos y condiciones de trabajo por la vía del decreto. Se ha aludido a una extrema y urgente necesidad que no era tal y se ha cambiado todo el marco normativo a golpe de imposición. El Presidente del Gobierno declaró que su ejecutivo nunca utilizaría esta vía y menos en el ámbito de las a relaciones laborales, pero la realidad de los hechos con los controladores aéreos contradice sus afirmaciones.

En la actualidad más de 200 controladores aéreos han pedido la rescisión de su contrato, lo que supone más del 10% de la plantilla. Se han presentado numerosas denuncias ante la Agencia Estatal de Seguridad Aérea por la turnicidad y la carga de trabajo de los controladores sin obtener respuesta. Aena y el Gobierno han impuesto unilateralmente a los controladores unas condiciones laborales abusivas y sangrantes sin un estudio de prevención de riesgos laborales, lo que constituye una grave irresponsabilidad sin precedentes históricos salvo que recordemos la edad media o el siglo XIX.  Un sinfín de controladores tienen concedidas bajas médicas por estrés y cuadros de ansiedad como consecuencia directa de estas medidas. Aena ha reducido las plantillas dramáticamente y asume que se puede gestionar el mismo tráfico aéreo con menos personal. Los controladores aéreos españoles se encuentran en la actualidad al limite de sus fuerzas y del aguante psicológico. El sistema de control del tráfico aéreo se desmorona por momentos.

Los controladores aéreos somos un eslabón fundamental en la cadena de seguridad. Este escenario de acoso mediático, de abaratamiento de costes irracional y desmedido y de poner contra las cuerdas a este colectivo profesional evidentemente  no contribuye a la calidad del servicio prestado y acarrea una precariedad del servicio muy preocupante, tanto para las compañías aéreas como para el ciudadano, al que no se le cuenta toda la verdad.

El Ministro de Fomento ha expresado públicamente que tiene voluntad de negociar, pero la realidad diaria de los representantes de Aena contradice este discurso. Aena no negocia ni turnos ni descansos, impone condiciones y nos persigue en los medios de comunicación.

Ante la falta de talante negociador de Aena y la falta de capacidad de trabajo para estudiar propuestas concretas en materia de turnos y descansos, es evidente que Aena y Fomento están jugando con la dignidad de los controladores, con las condiciones de su trabajo, con la seguridad aérea y con la opinión pública. Aena y Fomento están abocando irresponsablemente al transporte aéreo a una situación sin precedentes que pone en riesgo un gran porcentaje del producto interior bruto de este país, el turismo, la imagen de España y 30 años de derechos laborales.

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