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«El Gobierno cerró el espacio aéreo porque quiso, los controladores no dejaron su puesto»

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Atentado con víctimas francesas, miedo a ataques terroristas… Cualquier portada de EL COMERCIO en 2015 se parece mucho al ejemplar del 4 de noviembre de 1972 que hojea en la hemeroteca del decano. Es la fecha en la que nació en Madrid quien iría a clase con compañeros de generación como Pedro Sánchez o Letizia Ortiz. El que llegaría a acaparar más foco mediático que ellos sin ser líder del PSOE ni reina de España. Periodista como ella, aspira a político como él. Pero tendrá que esperar a que un juzgado de Madrid decida, cuatro años y medio después, si acaba una instrucción por la que ya han pasado nueve jueces. Está imputado por incitar a la sedición y al abandono del puesto de trabajo. Es César Cabo, el portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) en diciembre de 2010. Cuando en pleno puente, España cerró su espacio aéreo. El Gobierno argumentó que los controladores abandonaban en masa las torres con falsas bajas médicas. En el quinto aniversario del caos que atrapó a 600.000 viajeros, Cabo, adscrito durante un año a la torre de control de Asturias, insiste en que el Gobierno faltó a la verdad. El juez Vázquez Taín, el del ‘caso Asunta’, piensa como él. Y lo ha firmado en una sentencia.

No, pero sí me acuerdo. El viernes 3 de diciembre fue un día horrible, quizás el peor de mi vida.

¿Hubo boicot de los controladores o errónea decisión política?

Lo que hubo fue una actuación del Gobierno de Rodríguez Zapatero. La gente dice ‘Os bajaron el sueldo y la montasteis’ y no es verdad. El sueldo nos lo bajaron un 40% por decreto el 5 de febrero de aquel año. Si fuéramos tan malos como decían, habríamos hecho huelga en agosto, ¿no?

¿Y la hicieron en el puente?

No. Lo que hubo el 3 de diciembre fue otro decreto que decía que teníamos que devolver las horas de baja. Ya hubieras tenido un hijo o un cáncer. No te las computaban.

¿El 3 diciembre de 2010 los 1.800 controladores del país habían agotado sus horas anuales de trabajo?

Sí. El problema fue que el Gobierno, en lugar de admitir ‘hemos cometido un error, vamos a hacer un pacto’, lo que hizo fue decir que las 1.500 horas trabajadas no estaban bien contadas. Fue la bofetada final a un año muy duro. Nos echaron encima a la opinión pública diciendo que teníamos sueldos millonarios…

¿Y no los tenían?

Teníamos muy buenos sueldos, pero eran los que el Gobierno nos pagaba. No nos los pusimos nosotros. Con el decreto de febrero avanzaron lo que luego harían a todos con la reforma laboral. Pero aquel 3 de diciembre querían que las que habían estado de baja por maternidad devolvieran esas horas. O los que habían estado enfermos. O las bajas por fallecimiento de familiar.

Y como reacción, ¿enfermaron y hubo que cerrar el espacio aéreo?

Nadie abandonó su puesto de trabajo. Otra cosa es que no estuvieran bien. En Madrid, el centro más grande de España, una persona dijo a las cuatro de la tarde ‘no me encuentro bien’ y de repente, bajo las órdenes del Ministerio de Fomento, se decidió quitar el 20% de los aviones.

No fue solo en Madrid.

El clima de tensión era brutal. Yo llevo 17 años trabajando y nunca he visto que porque alguien se ponga enfermo se elimine el 20% de los vuelos. Si alguien está mal, llamas a los refuerzos. Yo estaba de vacaciones y nadie me llamó. Al cabo de media hora, con la gente absolutamente en tensión, se dijo: ‘Quitad el 50%. Que no entre nadie de Lisboa o Londres’.

Insisto, ¿los controladores estaban en su puesto de trabajo?

Sí. Todos estaban allí. Atacados, lógico, pero allí. Media hora después, sin que nadie entendiera nada, llegó el ‘rate cero’, el cierre del espacio aéreo. Todos los aviones en tierra y todos los controladores en sus puestos. Mientras, fuera, se estaba contando que habíamos parado el tráfico aéreo. Falso. El sensacionalismo de la prensa fue total: imágenes de los aeropuertos llenos, calles vacías…

Es que los aeropuertos estaban llenos. Y el Gobierno decía que ustedes se habían ido de las torres. Y, hasta su llegada, USCA no hablaba.

Es cierto que, hasta 2010, no teníamos contacto con los medios. Cuando pasa lo del puente, había una agencia, aunque yo estaba de portavoz. Es verdad que aquello afectó a miles de pasajeros. Y lo siento. Pero había un interés político en culparnos. El Gobierno cerró el espacio aéreo porque quiso. Los controladores estaban en su puesto. Y 21 juzgados de todo el país así lo han dicho. El juez Vázquez Taín lo puso en su fallo: el cierre fue político. Busquen a los responsables en AENA. Eso es lo que deben hacer los afectados.

¿Y los buscaron?

No. José Blanco, el ministro de Fomento, sigue por ahí. Me lo encontré hace poco en un acto y se me acercó con un guiño. Lo dejé con la palabra en la boca. También sigue por ahí Lema, que era el presidente de AENA. Y Carmen Librero, que era la jefa de Navegación Aérea con el PSOE, ha sido promocionada por el PP: ahora es secretaria de Estado.

Se convirtió en el objetivo más buscado. ¿Se arrepiente?

No. No me arrepiento de haber sido la cara del conflicto, pero sí de no haber llevado a la prensa a las torres aquel día. Si muestro a los controladores dentro, el Ejecutivo se hubiera caído con todo el equipo.

61 expedientes y un despido

¿Qué cree que había detrás?

Querían privatizar AENA, una empresa pública que va bien, en el segundo país del mundo en turismo… La gallina de los huevos de oro. ¿Para qué la vendes? Se quedaron a medias, pero el PP no lo revirtió. El próximo gobierno debería hacerlo.

¿Estoy hablando con el ministro de Fomento de Albert Rivera?

No (risas). De ninguna manera. Sería gratis portavoz del Gobierno.

¿Espera a que gane Ciudadanos?

No. Espero a que cambie mi situación jurídica. Quería ir en la lista de Ciudadanos, pero estoy imputado. Como otros 400 controladores de Madrid. Es el único juicio que falta. Llevamos cuatro años y medio y nueve jueces a la espera de juicio. Seguimos en instrucción.

¿De qué se le acusa?

A todos de sedición, abandono del puesto de trabajo y falsedad documental. A mí, de incitación. Son delitos con penas de entre 6 a 12 años de prisión.

21 juzgados del resto del país que han archivado la causa. 

Pues en Madrid sigue en fase de instrucción. Sin explicaciones.

Pese a los archivos, hay un despedido y 61 sancionados.

Los jueces han sido claros, pero AENA ha decidido despedir a un compañero de Santiago y sancionar con un mes de empleo y sueldo a 61 de Barcelona. Seguimos esperando que la empresa rectifique.

 

Fuente: http://www.elcomercio.es/asturias/201512/06/gobierno-cerro-espacio-aereo-20151206003632-v.html

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