«No hay una lista de aeropuertos que se vayan a quedar sin controladores. En estos momentos se están perfilando los criterios que determinarán dónde aplicar el sistema AFIS, que lo que busca es aumentar la rentabilidad de los aeropuertos de menor tamaño para hacerlos más atractivos». Con estas o similares palabras se esforzaban ayer los portavoces del Ministerio de Fomento y de AENA en despejar la inquietud despertada por los ocho controladores del aeropuerto de Asturias, que no dudan en tachar de «sentencia de muerte para el aeropuerto asturiano» la reforma emprendida por el ministro José Blanco.

La estrategia, ayer, era no dar nombres para no despertar recelos entre las comunidades autónomas, pero el primero en saltársela fue el propio responsable de Fomento. Desde la capital de los Estados Unidos y en unas declaraciones a la prensa de su comunidad natal, Blanco avanzó que los aeródromos de Peinador (Vigo) y Alvedro (La Coruña) «no van a dejar de contar con controladores aéreos para la ordenación y regulación de sus tráficos, porque nunca se planteó reducir servicios y niveles de calidad allí donde queremos que crezca el tráfico aéreo».

Hay quien puede leer la frase en sentido inverso y deducir cuál es la voluntad en los lugares donde sí se retiren los controladores. En todo caso, cabe señalar que los aeródromos citados por Blanco son precisamente los más parecidos al asturiano en cuanto a su número de operaciones. El pasado año la terminal coruñesa captó 16.236 operaciones, el asturiano hizo 16.033 y el de Vigo firmó 15.696, según los datos de AENA.