Vargas dimite como Presidente de AENA
Una buena noticia para los trabajadores del ente semipúblico, que conocieron ayer de boca (o tuit, mejor dicho) de la propia AENA, la dimisión “por motivos personales” del Presidente más funesto para la concepción del gestor aeroportuario como un servicio público.
Es conocida por todo el mundo la pretensión de Vargas de avanzar en la privatización de AENA alejándola lo más posible del control público, y su ambición por gestionar la empresa como un negocio más. Por suerte, sus pretensiones siempre han chocado con la voluntad de un Gobierno que no tiene entre sus planes abandonar el control del gestor de aeropuertos más grande del mundo, por el que pasan los millones de turistas que pueblan nuestros récords de aumentos de tráfico aéreo de los últimos años.
Sus declaraciones el día de su dimisión no dejan lugar a dudas: “Soy un firme convencido de que hay que avanzar en la privatización de las empresas”, decía poco después de anunciar su marcha. “No era yo la persona que podía sacar a AENA de la política”, declaró a preguntas de los periodistas junto al Ministro De la Serna, y no por falta de intención: llevaba intentándolo desde que asumió la dirección de AENA en enero de 2012, cuando la por entonces Ministra de Fomento Ana Pastor le designó para asfaltar el suelo que conduciría a la desastrosa privatización del 49% de la compañía.
La frustrada OPA sobre ABERTIS podría explicarlo todo: Vargas trató por todos los medios de que la empresa semipública pujara para conseguir hacerse con el control de la compañía privada, lo que habría conllevado una capitalización extraordinaria de AENA y la disolución del 51% propiedad del Estado y, por tanto, la pérdida de control sobre la empresa. Algo que ni contemplaba la ley, ni previsiblemente habría sido aceptado por los partidos de la oposición, con mayoría en el Parlamento, ni en traba en los planes del Gobierno del PP.
Esta operación frustrada y su consiguiente publicidad pudo haberle granjeado la enemistad de un Ministro que, aunque ayer se deshacía en elogios hacia el ex-presidente de AENA, no ha hecho nada por evitar una dimisión, repetimos, “por motivos personales”.