EDITORIAL: Los nuevos controladores, víctimas de la política del Ministerio de Fomento y ENAIRE
Parece una película de Berlanga, pero por desgracia no lo es. A los controladores aéreos les dieron una escandalosa y dictatorial bofetada en 2010, laminando un Convenio Colectivo en vigor y poniendo en marcha una campaña de acoso y agresión a un colectivo de trabajadores sin precedentes en nuestro país y que culminó con el cierre por parte del Gobierno del espacio aéreo nacional en diciembre de dicho año.
Pero curiosamente una de las patadas más grandes que dio el Ministerio de Fomento, con José Blanco a la cabeza, a estos profesionales no fue en sus propias carnes, sino en los traseros, con perdón, de los futuros controladores que accedieran a esta profesión. Así, la desastrosa gestión del peor ministro de Fomento de nuestra historia, la pagan en la actualidad aquellos que han logrado acceder a ENAIRE a través de las últimas convocatorias de empleo, y que empiezan a sentir como una pesada losa todo aquello que puso negro sobre blanco un iluminado en algún despacho oscuro del Ministerio.
Cualquiera de estas personas que con ilusión se han enfrentado a la penosa tarea de convertirse en controlador aéreo en España, han tenido que pasar por unas pruebas de selección no exentas de polémicas en las que unos pocos elegidos, con mucho mérito, han tenido que desembolsar la friolera de 75.000 euros para realizar el curso ab initio (formación inicial) que en cualquier otro país de Europa no sólo es gratis, público y subvencionado, sino que en muchos de ellos incluso pagan un salario a los alumnos durante el mismo. A esto, le podemos sumar los costes de la estancia en la localidad de la escuela que hayan elegido, en muchos casos Madrid, con lo que fácilmente habrán tenido que hacer frente a un crédito de unos 90.000 euros. Y eso antes incluso de tener ningún título de nada en absoluto.
Pero si pasan estas, ya de por sí complicadas fases, y consiguen entrar y habilitarse en una de las dependencias de control aéreo de ENAIRE, se encuentran con más sorpresas, y ninguna placentera: durante 7 años, y sin razón aparente, cobran mucho menos de lo que por convenio les correspondería, ya que a pesar de las continuas reclamaciones del sindicato de controladores, el Convenio de Control en ENAIRE mantiene una discriminación que no sólo es injusta, sino que es absolutamente desproporcionada y fruto de una legislación de trincheras.
Porque hagamos un poco de historia: la por entonces AENA (ENAIRE en la actualidad) propuso allá por 2009 dicho descuento del salario como compensación por seguir becando la formación inicial. En el Laudo de 2011, aprovecharon para incluirlo aún cuando sabían que la formación ya no iba a estar becada. Los nuevos alumnos, a pagar dos veces. Un fraude en toda regla.
Un Convenio de guerra
Y es que el sindicato de controladores USCA lleva desde el mismo día siguiente a que Pimentel emitiera el Laudo por el que se rigen las condiciones laborales de estos profesionales en ENAIRE, reclamando la eliminación de la múltiple escala salarial. Durante la firma de renovación del Convenio, fue una de las piedras de toque para ir reduciendo dicha escala con las nuevas incorporaciones, empezando por los desafortunados a los que les cogió la boutade de 2010 en medio, las famosas promociones 29 y 30.
Dos años después, aún no ha habido por parte de la empresa ningún movimiento en este sentido. La legislación de guerra puesta en pie por el inefable ministro Blanco ha sido heredada y bendecida por sus sucesores del Partido Popular, los cuales han recogido y extendido una situación absurda con fines como mínimo turbios, haciendo que la situación actual sea todavía más inestable que antes.
Las matemáticas no fallan: los Centros y Torres de Control españoles están al borde del colapso. Con una ciclicidad infinita y sin poder conciliar lo más mínimo la vida familiar y social con la laboral, el ente público dispone del tiempo libre de sus controladores como si de sus mascotas se tratase. Sienta, tumba, da la vuelta… generando que estos profesionales soliciten reducciones de jornada para poder atender a sus hijos o mayores, ya que de otra manera es imposible. Reducciones, por cierto, a las que todo trabajador tiene derecho y que a estos profesionales se les deniegan continuamente.
Así, los números de récord en la subida del tráfico aéreo de los últimos (muchos) meses, caen sobre las espaldas de los profesionales de control como jarros de agua helada mes tras mes. El triunfalismo de ENAIRE aplasta cada vez más a una plantilla que no es que esté envejecida, es que muchos de ellos no estarían ya trabajando si fueran alemanes, franceses, belgas, o de cualquier país civilizado.
Con estos mimbres, la entrada de nuevos profesionales es más que acuciante. El problema mayúsculo, negado una y otra vez por la Secretaria de Estado de Transportes doña Carmen Librero, al que se enfrenta el tráfico aéreo en España en la actualidad no puede solucionarse con más horas por parte de los que ya están agotados, ni con soluciones “imaginativas” y absolutamente contrarias a una garantía mínima de la seguridad aérea como la monoposición, ni denegando a los controladores toda suerte de reducciones de jornada, retiro, vacaciones, permisos o bajas.
Las nuevas incorporaciones merecen un trato mejor, o por lo menos igualitario y equitativo a sus compañeros más veteranos, puesto que no hay ninguna razón, ni operativa ni laboral, para mantener por más tiempo dicha discriminación en sus condiciones laborales. La política de Recursos Humanos de ENAIRE debería en algún momento adaptarse a las circunstancias y entrar en el siglo XXI en lo que respecta a su relación con sus empleados, abandonando de una vez las actitudes agresivas que sólo pueden traer consecuencias fatales tanto para los trabajadores como para la empresa.
One Comment
Jotaeme
El golpe de estado contra los derechos laborables de éste colectivo, perpetrado por los hijos de barragana Pepiño, Rubalcaba y Librero, fué mucho más bestial y antidemocrático que el que han llevado a cabo los separatistas catalanes.
Al gobierno del PSOE, y al que le ha sucedido, les vino muy bién el implantar la inmoral exclavitud laboral, que hoy impera.
Ahora bién, pocos huevos han demostrado con los estibadores, a no ser que no dispusiesen de un grupo de bastardos tán crueles, como los que en su dia orquestaron y explotaron una huelga inexixtente, a partir de la que hubo muchos que aprovecharon para medrar, a veces llegando a ocupar una secretaría de estado.
A éstos tres, les dedico mi más ferviente R.I.P.