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Más vuelos y más pasajeros pero los mismos controladores aéreos en Baleares

Con este título, el periodista Hugo Sáenz analiza en este artículo en EL MUNDO Baleares una situación que cada vez se hace más preocupante:

Los aeropuertos de Baleares llevan años batiendo todos los récords. Tanto en número de pasajeros, como de operaciones, rutas y conexiones aéreas. Y no sólo en verano, los aumentos en temporada baja son más que notables también. La bonanza al calor del éxito turístico que viven las islas desde hace varias temporadas es tal, que ni siquiera la quiebra de aerolíneas como Air Berlin, Niki o Monarch el año pasado ha supuesto merma alguna en las estadísticas. Hace unas semanas conocíamos las de 2017 y los incrementos continúan por encima del 6%.

Sin embargo, mientras el tráfico aéreo se dispara en los aeropuertos del archipiélago, la plantilla de controladores, los profesionales que se encargan de que los aviones despeguen y aterricen a tiempo y con seguridad, se ha estancado en los últimos tiempos, sobre todo después de que AENA haya estado 10 años sin convocar nuevas plazas (desde 2006 hasta 2016, tal y como denuncia el sindicato Usca, mayoritario en el sector). Según las cifras que manejan los representantes de los trabajadores, desde 2014 la plantilla en el centro de control de Palma (los encargados de guiar a los aviones hasta que tienen contacto visual con las islas) y en la torre de control de Son Sant Joan (los que les ayudan a tomar tierra) ha disminuido un 3%, de los 169 profesionales que había entonces a los 164 de ahora. Y lo mismo sucede en otras torres punteras como la de Barajas o la de El Prat.

La cifra carecería de interés si en todo este tiempo el tráfico aéreo se hubiera mantenido pero lo cierto es que se ha disparado un 20% solo en Mallorca desde 2014. Al calor del éxito turístico, el aeropuerto de Palma ha pasado de cerrar ese año con 23,22 millones de pasajeros a concluir 2017 con casi 28 millones, casi cinco millones más. Y mientras tanto, la plantilla de controladores permanece estancada e incluso decrece un poco, lo que ha encendido los ánimos entre la plantilla, representada en su mayoría por Usca.

Critican que de 2006 a 2016 no ha habido ni una convocatoria de empleo público para ser controlador mientras se jubilaban unos 50 al año en toda España y la plantilla iba envejeciendo hasta conformar la de más edad de toda Europa. Consideran que en todo este tiempo se han perdido cerca de 500 plazas que sería necesario recuperar para soportar la carga de trabajo actual y creen que las dos convocatorias lanzadas por Enaire en 2016 y 2017, de 236 plazas en total para todo el país son insuficientes. Se calcula que de esta cantidad unos 15 llegarían a Palma aunque hasta que completaran sus procesos de formación y fueran totalmente operativos se necesitarían nueve meses desde su incorporación.

Y tal y como llevan tiempo avisando los controladores aéreos, las consecuencias de este peligroso cocktail que conforman el aluvión turístico y la falta de personal en las torres y centros de control de los aeropuertos isleños no se han hecho esperar. Son Sant Joan se colocó en los nueve primeros meses de 2017 entre los aeropuertos con más retrasos de España, según datos del Ministerio de Fomento, con 46.394 vuelos demorados, únicamente por detrás de los de Barcelona-El Prat (65.339) y Barajas (55.118). Y eso que hace tan solo cinco años era el más puntual de todo el continente.

No obstante, el aeropuerto de Palma es uno de los que más vuelos ofrece de todo el país, de ahí que tenga más posibilidades de copar las estadísticas. Los profesionales lo tienen claro, con el tráfico aéreo disparado y la plantilla congelada desde hace una década, consideran que se veía venir. Aunque reconocen que no es Son Sant Joan el que genera los retrasos, al menos de manera directa. El problema radica en que todo el tráfico aéreo de Europa con destino a Baleares pasa por Barcelona, nuestro espacio aéreo superior que gestiona las aproximaciones a las islas y que también arrastra un déficit de controladores desde hace años. Esta situación genera una especie de embudo que termina por afectar a Palma y se traduce en retrasos ya que el aeropuerto catalán tiene que asumir el aumento de tráfico con origen o destino las islas sin que sus efectivos hayan aumentado tampoco.

“El acceso a la profesión es ahora mucho más difícil”

El sindicato que representa a la mayoría de controladores aéreos en Baleares y en España, Usca, no solo critica la falta de plantilla en las torres y los centros de control. Censura también el sistema actual de acceso a la profesión, que en su opinión es«mucho más difícil» que antes y provoca que solo aquellos que dispongan de una buena posición económica puedan permitírselo.

La razón es sencilla, el acceso ya no es público como sucedía hasta 2010, cuando el proveedor de Navegación Aérea subvencionaba la formación, y tras liberalizarse el proceso, los aspirantes deben abonar hasta 75.000 euros para realizar el curso que posteriormente les dé la oportunidad de optar a una de las plazas vacantes.

En opinión de Usca, este hecho limita el acceso a la profesión de aspirantes con capacidad para ejercerla si no disponen del poder adquisitivo necesario para pagarse la formación. Además, el proceso de selección que estuvo en vigor hasta la privatización de hace ocho años, fue calificado por la anterior jefa de la División de Selección y Formación de AENA, María Jesús Álava, como «el mejor del mundo». De ahí que los profesionales que desarrollan su actividad en las torres y los centros de control no entiendan la situación actual.

Máxime cuando en otros países de la Unión Europea (UE) no se hace como en España. Y para muestra un botón. En Italia la compañía responsable de la navegación aérea selecciona a los candidatos y los envía a una academia para su formación. Durante este periodo, lejos de pagar, reciben un pequeño salario.

En la cuna de la UE, Bélgica, la oferta de empleo se hace a través de los medios de comunicación. Los aspirantes que pasan las pruebas de selección son formados como controladores de torre (el primer paso en su carrera) antes de poder acceder a un puesto en un centro de control.

En Alemania los que superan las pruebas son enviados a la escuela de controladores en Toulouse. Y por último, en el Reino Unido, el proveedor de navegación aérea selecciona y forma a los candidatos en su escuela para trabajar después en torres de control o en posiciones de aproximación o ruta.

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